Hacer política a base de bulos y con 10 cervezas de más
Publicada el: 25 diciembre, 2020

Bulos, bulos y más bulos. No hay día que la ultraderecha no nos bombardee con sus bulos xenófobos, misóginos, patrioteros o tratando de blanquear a algún energúmeno. El típico borracho del bar ahora tiene móvil e internet, y se junta con otros borrachos en la red para sentirse escuchado y suplir la falta de atención que tenía en la barra del bar. Por desgracia, quienes luego tenemos que sufrirlos, somos la gente normal, pues abras la red social que abras, siempre te encuentras alguna de estas publicaciones, ‘fake news’, bulos, paparruchas o como quieras llamarlas.

Inundan los grupos comunitarios de Facebook, en todo grupo de whatsapp se cuela alguno e incluso en twitter, que a veces te hacen dudar de si es un bot o un tipo real (te sueles quedar con la duda). ¿Borrachos? Sí, además de puteros y ultraderechistas, desde siempre. ¿El cuñado facha después de cinco cubatas en la cena de Navidad? Es un habitual en las redes sociales, es posible que te lo encuentres en redes insultando y compartiendo bulos bajo un pseudónimo.

Algo que tienen en común, además de su constante necesidad de atención, es que son seguidores de VOX, en su mayoría, a otros se les queda muy a la izquierda. Las teorías conspiracionistas que buscan acabar con la ‘raza española™’ o que una orden ancestral de alienígenas quieren imponer un nuevo orden mundial forman parte del día a día, pero estas no salen a la luz hasta que les das suficiente coba; quedarían de locos (ninguna sorpresa).

Esta gente es la que se dedica a propagar, en primer lugar, las noticias falsas que nos llegan todos los días y si se encuentran con algún pardillo (perdonadme el término) que piense que son personas normales con las que se puede razonar, se enfrentará a la iracunda horda ultraderechista que le insultará, amenazará o, en el mejor de los casos, tratarán de argumentarle entre insultos y más bulos ultraderechistas usados como “argumento definitivo”.

Los cazadores de bulos

Entre quienes les responden y tratan de discutir con las hordas, es habitual ver enlaces a páginas como Maldito Bulo y otras páginas similares que precisamente a lo que se dedican es a contrastar la “información” que publica la carcundia. Pero si pensáis que ahí acaba el “debate”, pidiendo perdón y asumiendo que han publicado información falsa y no contrastada, nada más lejos de la realidad, no hacen sino más que reafirmar a quien ha difundido el bulo.

Si buscamos en la página de MB cuál es el fin de desmentir los bulos, hablan de la lucha contra el discurso de odio y evitar la creación de falsos imaginarios colectivos, como una acción de periodismo responsable. Y si bien considero que es importante esta labor, también creo que debemos de aprender a enfocar el discurso, y cómo combatimos el discurso de odio y los falsos imaginarios colectivos.

Desde la Izquierda pensamos que podemos convencer a todo el mundo con argumentos, porque moralmente somos superiores y, aunque lo somos, nos lo tenemos muy creído y tenemos tendencia a ser unos gilipollas y mirar con distancia la realidad de las masas.

Sabemos que las masas tienen distintas formas de aproximación, pero es algo que todavía, muchas personas, tenemos que asimilar. En buena parte de la población, gente con la que sí se puede razonar, incidir desmintiendo los bulos es una opción perfectamente viable pero no con aquellos ultraderechistas que tienen más sesgos de confirmación que argumentos.

La ultraderecha

No podemos obviar que la ultraderecha tiene a día de hoy un peso que no tenía antes, que siempre ha existido, pero estaba confinada en el ala derecha del PP. A día de hoy, eso se ha roto y todos los fachas que te daban la chapa desde la barra del bar, ahora tienen internet y unas siglas con las que identificarse, y ya sabemos sobre la importancia de la simbología; se nos vienen arriba y están todo el día difundiendo bulos.

El sesgo de confirmación impide poder razonar con la carcundia y de nada sirve que, de forma objetiva, obvia y sin atisbo alguno de duda, le dejes sin argumentos. Te volverán a responder con el mismo artículo, como si fuese un argumento, te insultarán, serán capaces de inventarse nuevos tipos de falacia que usar contra ti y eventualmente te acabarán bloqueando para seguir difundiendo bulos sin que le repliques, incluso lo publicarán cinco o seis veces para que no seas capaz de replicarle en todas sus publicaciones. Y es evidente que es con intención la difusión de bulos, el listón ético lo tienen más bajo, y si difamar es el fin en redes, cualquier opción vale; ‘El mundo today’ o ‘Cerebrother’ son opciones a usar si el “artículo” critica a alguien de izquierdas. No, no es broma, aunque lo parezca.

Cuando pasas cierto tiempo discutiendo con esta gente, te llegas a percatar de cuántas páginas ultraderechistas tienen para difundir bulos, medias verdades y conspiraciones. Es increíble. Título tendencioso a modo de cebo, imagen en mala posición de alguien de izquierdas y una entradilla claramente malintencionada; ante esto, ni entras a la página porque ya sabes de qué va el tema. Sin embargo, os animo a entrar cuando la página sea ultraderechista pero no os suene el nombre. A veces te encuentras cosas que llaman la atención, como páginas montadas con un blogspot, un dominio *.es, una plantilla de periódico y una portada de la web con “cientos” de artículos pero que no funcionan, es todo apariencia programa por código, donde únicamente hay tres o cuatro artículos publicados, enlazados en la parte principal de la página y cuyo contenido es el mencionado anteriormente, no pasan del párrafo escrito. Encontréis decenas de páginas similares destinadas, en exclusiva, a difundir bulos y/o propaganda ultraderechista. También es habitual ver como se autoenlazan artículos entre páginas ultraderechistas para “confirmar” sus locas teorías, de la misma manera que hacen las páginas dedicadas a las conspiraciones con sus falsos estudios científicos.

Si vamos a otras opciones más conocidas en el mundo de los bulos y la propaganda ultra, encontramos páginas, como OkDiario, que se posicionan en buscadores con artículos de recetas de cocina, consejos para el hogar o de informática doméstica, pero cuya función principal es servir de altavoz ultraderechista y de las cloacas del Estado.

Hablar de estrategias empleadas por la ultraderecha me daría para varios párrafos más, pero la forma de hacer llegar todas estas páginas es centralizándolas en grupos de difusión para tener acceso directo a los enlaces, que luego se difunden en las redes sociales por la Horda.

La batalla cultural

Dar la batalla cultural con estas cuestiones significa saber con quién estás discutiendo, y no destinar esfuerzos con métodos que no te van a reportar beneficios, sociales en este caso.

Cuando tratas de discutir con la ultraderecha, tienes que tener presente que son fachas convencidos, y no les vas a hacer cambiar de opción. Cada vez que les compartes un artículo de Maldito Bulo, el Diario, o incluso el Mundo, ven “medios de propaganda comunista” que ataca sin credibilidad alguna su forma de pensar y, junto al sesgo de confirmación tan fuerte que tienen, no sólo no entrarán a leerlo, sino que estarás reforzando aún más sus convicciones ultras.

Saben que la forma más fácil de llegar a la gente es parecer moderado, defensor de las tradiciones y trabajador, aunque sea tan facha que resulte un cliché, defensor del nacionalcatolicismo y viva de ayudas o de explotar a gente que sí trabaja. Con la práctica, los detectas de lejos.

Desmentir los bulos es importante pero no podemos ni debemos de permitir que la batalla cultural contra el discurso de odio y la creación de falsos idearios colectivos pase únicamente por ahí, pues por más bulos que tumbemos, tendrán la batalla cultural ganada al ceder a discutir sobre sus delirios de acomplejados.

La agenda discursiva tiene que ir marcada por la Izquierda, y no por los bulos de la ultraderecha, que siempre responden a la agenda de esta.

No conseguirás convencer a la Horda, hay que asumirlo. La mejor forma de combatir el discurso ultraderechista, al menos en estos términos, pasa por la ofensa, pero una ofensa inteligente; el insulto gratuito es cutre, muy cutre, no lo uses. Trata de ofender yendo al sinsentido de determinadas tradiciones, a la contradicción que suponen la mayoría de sus planteamientos, a la hipocresía de la que siempre hacen gala, a su miseria personal interior, cuando aplauden ante situaciones totalmente injustas como que echen a la gente de sus casas y además les apaleen, o cuando defienden a violadores y justifican violaciones. La batalla cultural pasa por generarles contradicciones, exponerlas, criticarlas y dejarles en evidencia ante el mayor número de personas. Ten presente que es más que probable que te amenacen si les plantas cara.

Que sus gilipolleces no queden sin ofensa, es tarea común.

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